Agitadores de la exclusión: Javier Nart y “los subnormales”, Arcadi Espada y “los tontos”, Idoia Arbillaga y “los retrasados varios”, Xavier Alcalá y “una criatura incapacitada”

Me duele el alma cada vez que tengo que actualizar esta entrada y a veces dudo en si seguir haciéndolo pero no queda más remedio.

Javier Nart tiene nombre propio. El colectivo al que insulta no, son “subnormales”.

Arcadi Espada tiene nombre propio también. El colectivo al que insulta no, son “tontos subnormales o peores”.

Idoia Arbillaga tiene nombre propio. El colectivo al que insulta no, son “retrasados varios”.

La última perla es de Xavier Alcalá diciendo que una persona con discapacidad física es una criatura incapacitada que no puede ostentar responsabilidades como los normales…

Personas como éstas no deberían estar en la vida pública, desempeñando puestos de responsabilidad, o  en los medios de comunicación o mucho menos, enseñando. Detrás de estas afirmaciones sólo hay un desprecio absoluto hacia las vidas de otras personas.

Os dejo el texto de Arcadi Espada para que sufráis.

 “La diputada Beatriz Escudero se opone al aborto de los fetos donde se detecte discapacidad futura porque no hay que discriminar a los nacidos ni a los no nacidos. Hay que fijarse bien en lo que dice la diputada: no debemos prohibir a un discapacitado que pueda disfrutar de su condición. Sobre actitudes como las de la diputada tendría que proponerse la aplicación de alguna variante de lo que se conoce como crímenes contra la humanidad. A pesar de lo que sostiene Gallardón esta no es una reforma ideológica convencional, que pueda mutarse en la próxima legislatura. Esta es una reforma que rompe el consenso público sobre los derechos humanos en Occidente. Si alguien deja nacer a alguien enfermo, pudiéndolo haber evitado, ese alguien deberá someterse  a la posibilidad, no solo de que el enfermo lo denuncie por su crimen, sino de que sea la propia sociedad, que habrá de sufagar el coste de los tratamientos, la que lo haga. Este tipo de gente averiada alza la voz histérica cada vez que se plantea la posibilidad de diseñar hijos más inteligentes, más sanos y mejores. Por el contrario ellos tratan impunemente de imponernos su particular diseño eugenésico: hijos tontos, enfermos y peores.”

Este es el artículo de Idoia Arbillaga en La Razón:

“La psicopedagogía y sus alianzas con la política de la educación fabularon una idea cuyos resultados vivimos hoy en las aulas; se trataba de integrar a los llamados ACNEES -Alumnos con Necesidades Educativas Específicas-. Les pirran los acrónimos. Son los alumnos que requieren determinados apoyos y atenciones educativas especiales derivadas de su discapacidad o trastorno graves de conducta.  La idea quedaba bonita sobre el papel, así podían ir a institutos normales niños invidentes, con síndrome de Down, Asperger, retrasados varios… No voy a  explicar aquí la feroz e imposible tarea que asume un profesor que además de dar clase a adolescentes de hoy (más agresivos, descarados, insolentes…), mientras, en cada clase, ha de atender a 2 ó 3 ACNEES, hacerles un programa especial para todo el año, día a día, individual. En cada clase explicar para todos y luego para cada uno de éstos. Es absolutamente imposible que ninguno salga perjudicado en su enseñanza. Y los chicos continúan retraídos, no se integran. ¿Cómo va irse de juerga un chaval normal con un síndrome de Down o a invitar al cine una jovencita a un retrasado? No lo hacen y ello acentúa su diferenciación. Los tratan con respeto; el profesor jamás permitiría lo contrario, pero los ningunean. De otro lado pierden la atención que recibían cuando eran muchos chicos con el mismo problema en un centro. Es decir, cuando los invidentes iban a centros especiales, jugaban al fútbol con balones con sonidos, tenían máquinas de Braille, etc. En los institutos no pueden atenderlos como necesitan y no se integran con los muchachos sin deficiencias. No sé cuál es la solución, pero la integración no es real.” 

El texto de Xavier Alcalá no tiene desperdicio: